
Lloras porque no está. Tienes miedo porque todo escapa a tu control. Sonríes porque sabes que existe, que es real y está a tu lado por mucho que os separe. Y aunque siempre hubieses querido volver al pasado, ya no quieres, porque ya no quieres vivir pensando en esperar más para poder acariciarle, besarle, sentirle cerca... Y sabes que tienes que tener paciencia, pero no puedes, le necesitas más a cada paso que das, le echas más de menos cada vez que respiras. Pero te consuela saber que compensa esperar, que todo será mejor cuando esté contigo. Y sabes que no quieres que nunca se separe de tu lado, pero no es posible. Y duele. Y vuelves a llorar. Y te preguntas por qué tanta distancia. Y nadie responde. Pero todos sabemos que cuando llega ese día, no puedes luchar, no puedes revelarte, sólo puedes aceptarlo e intentar sentirte bien, y dejas de tener miedo, porque te das cuenta de que no es casualidad.
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