lunes, 16 de mayo de 2011

39

Salí a caminar pero sin ir ningún lugar concreto, me puse la canción que a ti tanto te gusta y comencé a recordar, el momento en el que supe, que era una de tus favoritas…

Tú y yo, estábamos enfadados habíamos discutido ese sábado pensando que todo lo que no había comenzado ya se había acabado, pero no era así, pero eso, tú y yo no lo sabíamos. Iba en el coche a jugar esa partida estúpida que tanto te gustaba a ti y a tus colegas. Yo no entendía de que iba, y cuando lo entendí me parecía mas aburrida aún. Todos los domingos, a la misma hora. Fuiste a recogerme en coche, y casi ni te salude, a pesar que lo conducías tú. 

Jugamos esa partida y yo estuve con tus amigos sin acercarme para nada a ti. Tú me sacabas conversación y yo te contestaba con monosílabos: ‘’si’’.. no’’. Al rato pasaste. ¿Cómo iba a ser tu amiga si ya me había enamorado? Quería que me odiaras, quería odiarte. Estuve jugando con el móvil de uno de ellos, era igual que el tuyo pero tenia juegos y molaba más. Tú solo lo mirabas mal. Como si tocara algo que te pertenece, ese objeto, en concreto era yo, al parecer. 

A la hora de irnos, tenia que montar en tu coche, y así lo hice como casi siempre, hablaba con todo menos contigo, hasta que tú dijiste: ‘’¿Kira, cuánta colonia te has echado? Huele hasta aquí’’ Y te dije: ‘’No me he echado colonia, paket.’’ Y te callaste, no hablamos más, les di un beso a todos menos a ti. 
A los días se me rompió el ordenador y te llame para que me lo miraras, tenerte tan cerca… cerca de la cama dónde tantas veces hicimos el amor. Era duro, demasiado, no sé como paso, pero acabamos haciendo el amor. Locamente, solos tú y yo. 

Al rato me mandaste un mensaje, ‘’Que eso quede entre tú y yo’’, te conteste: ‘’¿Qué quede el qué? No ha pasado nada.’’ 

Siempre que salíamos con todos, acababas acompañándome a casa, y acabábamos liándonos o follando, según mirarlo, se volvió rutina, se volvió locura. Según pasaban los días, nos veíamos más, y siempre acabábamos haciendo el amor. Me confesaste, que ese día en el coche, te olía a mi colonia, por eso, lo dijiste. Que me llevabas muy adentro, dijiste, no dije nada, sonreí.

Un sábado venían mis amigas, asique me puse vestido, y fui a tu casa. Te quedaste mirándome, y en medio de la calle, me dijiste: ‘’Estas jodidamente preciosa’’. Sonreí. 

Mis amigas llegaron al rato y no se porque, rompí a llorar, llegaste y me dijiste: ‘’No quiero verte, llorar, nunca más. – y te dije: ''Se me metió algo en el ojo’’ – Me miraste con cara de, ''no cuela ¿¡eh?!''

Mis amigas acabaron por su lado y yo contigo y tus amigos, de repente delante de todos, me besaste, me besaste y me dijiste que me querías.

Cogiste a tus amigos y dijiste es mi novia (pidiéndoles consejo), Ellos sonrieron felices, por ambos (o al menos en apariencia). Esa noche me cantaste una canción: ‘’ Stravaganzza –Hijo de la luna’’ Tu favorita. 

Después de analizar este recuerdo, me senté y comencé a llorar. Porque no acabamos la noche en mi casa, tú acabaste la noche en casa de tu colega y yo con un mensaje: ‘’Eres mi felicidad, lo mejor de mi vida’’. Todavía guardo ese mensaje, por si se me olvidan algún día, tus te quieros esos de verdad, recordártelos cuando pretendas olvidarlos. Recordarte, que las cosas no se pueden olvidar. Apague la música y volví a casa, me encerré en mi cuarto, y volví a llorar durante horas… hasta quedarme dormida, hasta olvidar, que yo existía. Porque todavía quedan muchos recuerdos, muchos te quieros, y mucho mucho dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario