miércoles, 23 de febrero de 2011

16

Si todo esto ha llegado a este punto es porque mi corazón ya no quiere aguantar más y mi cabeza mucho menos. No quiero aguantar más dolor, no estoy dispuesta. Te doy las gracias por todo lo bonito que fue mientras duró, por aquel enorme sentimiento que siempre guardaré en algún rincón de mi memoria, pero hoy ya no. Hoy me niego a esperarte, a dormirme pensando en ti y a despertarme pensando si tus ideas están intentando adivinar si te echo de menos. En mí también hizo mella la distancia, a estas alturas de la historia ya no sé quién eres y ya no puedo perderme en tu sonrisa y encontrarme en tu ojos. Y no quiero hacerlo más. Hoy, me despido de ti. Y, hoy, las heridas han terminado de cicatrizar, el recuerdo ha dejado de traerte a mi memoria, con un te quiero a tus espaldas. Has sido importante, has sido mi mayor apoyo, has sido mi vida y mucho más que eso, has sido todas las palabras de amor que nunca dije y que, a ti, nunca más te diré, pero has sido y me quedo con eso, con que has sido.
El pasado ya lo he vivido, y no me voy a empeñar en traer a mi presente lo que, a estas alturas, tan sólo es un recuerdo. Me empeño en traer a mi presente algo que consigue alegrarme los días como tú ya nunca lo haces, algo que no me abre heridas, curándomelas con sal y vinagre.
Hoy, si tengo que agradecer algo, agradezco que mi camino haya llegado a este punto; hoy, no miraré más las pisadas, no echaré la vista atrás para ver los pasos en falso que di. Hoy me gusta esta parte del sendero, me gusta sentir que la maleza ha desaparecido, que las nubes se han ido y por fin me dejan ver el sol, después de esta triste tormenta que me ha hecho estar enferma de tristeza, por la que mi única alegría estaba liada y tenía tus iniciales entre-caladas.
Gracias, de verdad, gracias por no seguir en este camino, en MI camino, porque me hubiese perdido algo que no quiero perder.

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