martes, 6 de diciembre de 2011

47

Se fue marchitando, hasta que murió dentro de ti aquel sentimiento que un día pude afirmar que era reciproco. 
Un día y otro más espero que llegue tu voz a mis oídos, que tus palabras tiernas me acaricien, que volvamos a ser uno, impidiéndole al aire interponerse entre nosotros. 
¿Cómo saber si todo aquello no fue más que un sueño? Hay veces en las que pienso que tan sólo fuiste una fantasía que mi mente decidió crear. La perfección absoluta que jamás nadie podrá igualar.
Sé que no te necesito y que no volverás, pero no puedo dejar de echarte de menos. Sé que me estoy consumiendo por dentro porque me he vuelto adicta a ti, pero necesito un chute de tus besos. Sé que voy perdiendo el norte si tu sur no me calma estas ganas, y que acabaré completamente loca. 
Sólo hay una cosa que duela más que no tenerte; saber que fuiste mío. 
Un día entre tus dedos pude parar el tiempo, entre tus caricias conseguí hacer mío el cielo, pero eso, mi amor, ha quedado en el pasado. Y ahora, mis sábanas me recuerdan cada noche tu ausencia. Ahora, mi móvil ya no suena como antes, pero siempre espero que seas tú, dándote cuenta de que has perdido hasta el aliento cuando yo te he faltado. 
Supongo que, para mí, es la hora de decir adiós. Así de simple, así de frío. Y la verdad es que no puedo todavía...
Acabaré del único modo en el que puedo acabar. Con un: Para siempre, tuya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario