Alucinas. La mente juega, te confunde, te asusta, te hace imaginar y soñar con lo imposible, o puede que con lo inevitable. Sueñas con lo que pudo ser, lo que pudo cambiar si tus palabras hubieran sido otras. Si ese gesto no hubiera surgido, o si su mirada no hubiera chocado contra la tuya, una vez más.
Rebobinas y vuelves al punto de partida. Donde todo empezó, aunque tú en ese momento ni te lo imaginases. Donde para ti fue una noche más, ¿y para él? Quien sabe…
Y sólo queda preguntarte, porque tú sufres lo vivido cuando fue él, el que estaba enamorado. O puede que simplemente fuera una buena actuación, si así fue, yo sin ninguna duda le regalaría un papel protagonista para mi obra. No me lo cuestionaría.
Pero lo que duele, no es el engaño, porque es algo siempre esperado, tampoco sufres por la traición, ya que puede que sea ley de vida, de mi vida. Pero lo que no puedo soportar es haber sido la culpable de mi sufrimiento, de mis alucinaciones, de mis sueños…
La clave para todo esto es una adecuada investigación.
ResponderEliminar